viernes, 16 de octubre de 2009

BALTASAR GARZON, MON AMOUR



Año 1988 :

Se presenta una querella contra Santiago Carrillo por los crímenes cometidos en Paracuellos del Jarama en 1936.

Año 2000 :

Baltasar Garzón archiva la querella en base a que los delitos han prescrito y a las dos amnistías de los años 1975 y 1977.

Véase :
http://www.elmundo.es/2000/03/09/espana/09N0060.html

Extracto de la resolución de archivo : entre 1975 y 1977 se produjeron unos indultos que "vedan de una forma total y absoluta cualquier posibilidad de reiniciar la persecución penal por los actos realizados en nuestra Guerra Civil".
Los denunciantes cometen "abuso del derecho" y "mala fe procesal".

"Con el respeto que me merece la memoria de las víctimas, no puede dejarse de llamar la atención frente a quienes abusan del derecho a la jurisdicción para ridiculizarla y utilizarla con finalidades ajenas a las marcadas en el artículo 117 de la Constitución Española y los artículos 1 y 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, como acontece en este caso [...], los preceptos jurídicos alegados son inaplicables en el tiempo y en el espacio, en el fondo y en la forma a los [hechos] que se relatan en el escrito y su cita quebranta absolutamente las normas más elementales de retroactividad y tipicidad".


Año 2008 :

Garzón decide abrir causa contra los crímenes cometidos por el bando nacional durante la Guerra Civil y durante el Franquismo.



No sé, pero si esto no es prevaricación, se le parece bastante.

Yo, como sólo sé que no sé nada, espero opiniones que me lo aclaren.




martes, 6 de octubre de 2009

sábado, 3 de octubre de 2009

TEST DE RORSCHARCH


¿Por qué la foto gótica de los Zapatero con Obama ha sido la comidilla del país? ¿Fue la fealdad de la imagen, tan evidente, tan inesperada y tan demoledora? Ni hablar. ¿Quién no ha sufrido una pésima fotografía? Que levante la mano quien no haya roto muchas instantáneas horrorosas de sus hijos, de sus amores o propias. El terremoto mediático no vino sólo de las feas posturas. Hubo algo más.


Cuando empezó a difundirse la foto, la primera impresión fue de incredulidad: aquel engendro tenía que ser un montaje tan burdo como malintencionado. Pronto se produjo una conjunción. De un lado, se confirmó que la foto era auténtica y que su fuente inicial había sido la web de la Secretaría de Estado de Estados Unidos. De otro, que los fontaneros de Moncloa habían conseguido de los americanos su retirada y estaban maniobrando para que no se divulgara en los medios. Fue entonces cuando un impulso colectivo rompió los diques. Y el diluvio sobrevino.



Pasó que se reunieron una serie de ingredientes. En el fondo, la terrible estética. Encima, muchos explosivos. La pretensión de ocultar la imagen. La intención de seguir haciendo suponer a la ciudadanía cierta imagen paterna y familiar que no es. La enorme sorpresa de descubrir la imagen ocultada, que a casi todos ha recordado a la familia Monster. Los argumentos capciosos sobre la protección de la intimidad de las menores para trasladar las culpas a los periodistas, cuando era evidente que habían sido Zapatero y su esposa quienes habían incrustado a sus hijas en un viaje oficial y se las habían llevado a saludar a los Obama, dando el visto bueno a su vestimenta o, tal vez, resignándose a la imposición de las menores del atuendo tétrico, posando con Barack y Michelle. ¿Qué cosa concreta pretendía ocultarnos Zapatero vetando la difusión de la foto? Y de conseguir el secretismo: ¿qué sucedáneo de imagen de sí, de sus hijas y familia deseaba seguir aparentando?



En ese cóctel estuvo la clave. La imposición de la impostura. La censura de la antiestética y devastadora verdad. La hipocresía de las excusas. La transferencia de responsabilidades. Zapatero, en estado puro, a costa de sus hijas. He ahí el detonante que convirtió la fotografía en la undécima lámina del famoso test de Hermann Rorschach. Como es de común dominio, el test es una técnica y método proyectivo de psicodiagnóstico, que recurre a 10 láminas, compuestas por manchas de tintas sobre fondo blanco con una morfología ambigua pero sugerente. El paciente las ve una a una y debe manifestar qué le sugiere la mancha observada. En las respuestas, hay una proyección del estado psíquico del paciente, que permite establecer un diagnóstico. La impactante fotografía ha sido como pasarle a la ciudadanía una lámina negra de Rorschach. A los españoles la lámina les ha provocado un universo de sugerentes proyecciones, de exteriorizaciones de su malestar psicológico hacia Zapatero. En cantidad incontenible. Y por el récord de respuestas que atestan Internet y los blogs, parece que a Zapatero la gente le tiene ganas. A él, no a sus hijas.



Aparentar lo que no se es se paga caro. No vamos a entrar en el evidente pero fácil argumento según el cual la fotografía explica la política de Zapatero en EpC, la píldora, el aborto, la impostura de imponer el nombre de matrimonio a las convivencias homosexuales, la actitud despectiva hacia la familia fundada en el matrimonio, hacia los grupos que defienden la vida, hacia las víctimas del terrorismo, el gusto por capitanear al más trivial y frívolo progresismo… y el rosario de mentiras y vacuidades sobre la brutal crisis económica. Quien no es capaz de tener la autoridad, la previsión y clarividencia, la experiencia y el criterio para asegurarse de que sus hijas vayan vestidas de manera adecuada y no polémica a una cita con los Obama, ¿no será un vacuo cateto, consentidor de caprichos progres, incapaz de gobernar España y más en las circunstancias actuales?



La undécima e inesperada lámina de Rorschach provoca una sugerencia más inquietante. Cada uno es muy libre de vestirse y vivir como guste. Pero al hacerlo se define y tiene que apechugar con sus autorretratos. Sobre todo, cuando son tan provocadoramente intencionales. Y esa imagen de los Zapatero, no sólo de las menores, contiene una definición hacia el lado tenebroso, sepulcral, oscuro y tétrico, decepcionado, descreído, triste, decadente y agónico. Drácula no es un apóstol de la paz, sino un depredador sanguinario. Un muerto que sobrevive sangrando a los vivos. En la foto de marras, hay algo que destila cultura de la muerte.
(GRACIAS A ALBADIGITAL.ES)